16.9.12

Llenando la tarde sin gota de tiempo


Pensares que abarcan vistiendo las horas, llenando la tarde sin gota de tiempo. Se queda en ayunas el hambre de amante, mi media manzana y el tacto del cuerpo.

La ola que ahoga y su espuma que teje,
el avance del tatuaje enraizado en mi mente.
¿Quién pasa la raya?, ¿cómo allano el suelo del puente?, ¿quién tiende la mano a lo que exhalo estridente?

¿Quién oye el silencio?, ¿quién más come tierra en el desierto?
A raudales,
¿Cómo puedo existir si aquí no me piensan?, ¿qué coqueta materia goza del gusto?, ¿quién se alza permanente?, ¿de qué está hecho aquello que no perece?

Me sabe el alivio como debe saber el destino: a rienda seca, a trenzas envueltas, a leche de coco,  a playas en Venus, a charcos de nieve, a marcos y el hueco y a cielo caliente... Por ojos no cedo, por otros no paso, por desacato me planto y calo las flores.
Te vi los quereres, abrí cremalleras, los bulbos se mezclan entre la cal y la arena. La lluvia se acerca, el techo la reta, no cojo las piedras ni aparto el escudo, no cuela la leche, se siente el adulto. Mi niña y su lengua, el proyecto no mezcla, se dio por vencida la disolución de emociones, se enterraron pasiones en un tramo con cuesta, la regla no nace si no se entrevera.
La vida no admite verdades a medias, no se vence a la esencia, no hay hilos ni telas,  no vende cordura, no simula razones…
La espuela que doma, mi libertad chorreante, la hemofilia que asoma su alud de sorpresas. 

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