Me duele el vientre de la ira del cambio, de la fuerza
contraria que empuja la curva, del equilibrio arrojado, de la balanza sin el
peso, del lado que no quiero azotando su amor.
La verdad de corrientes, de revueltas serpientes ovando un
proyecto, incubando su cerebro en el desierto arrastraron la historia a un
batir de huevos y plumas.
Y al día siguiente,
me duele el vientre,
y me recuerda
la exigencia de la
materia, la moneda de cambio, el tiempo arañado, el revuelto de ideas, esa canción
de vida tan ajena, la rutina para
máquinas, las almas empañadas con empeño en el relojero de la esquina..
Y yo, que sé que la libertad queda lejos,
tengo prisa por pararme…